Esa imagen del presidente Iván Duque ante las cámaras de televisión
anunciando la extradición de Otoniel, revela a un gobernante no solo cínico
sino de espaldas a la mayoría de los colombianos.
Una imagen televisada que es su modus operandi para dar la noticia de
una nueva traición a la Constitución, a las leyes o al común de sus
compatriotas.
De nuevo, a pocos meses de dejar al fin su encargo, al cual parece que
fue elegido con ayuda de dineros fraudulentos según diferentes testimonios, no
probados ante jueces porque no ha habido quién quiera investigar, salió a
desafiar, sacando pecho, por la extradición del jefe de autodefensas, un
personaje que se había vuelto molesto para gobierno, políticos y militares,
acto con el cual da un portazo en la cara a las víctimas.
Ese ha sido el talante de este gobierno: gobernar para unos pocos, ni siquiera para todos los seguidores del Centro Democrático. Lo hace para los empresarios, la tradicional dirigencia política y para los altos mandos militares y de policía.
No le ha dolido mostrar ese cinismo una y otra vez, llevándose de paso normas
de la Constitución y las leyes.
De entrada, tras descalificar a la JEP (que luego tuvo que aceptar a
regañadientes por decisión de las Cortes), defendió a su jefe político de
acusaciones que hoy lo tienen a las puertas de un juicio. Asumió su inocencia,
pasando sobre las investigaciones de la justicia.
Se vistió de policía durante el más grande paro nacional, dándoles la
espalda a los ciudadanos que pedían un cambio en su precaria situación,
respaldando así la brutalidad policial que dejó decenas de muertos y heridos,
como lo han certificados organismos internacionales. Y luego ordenó una
implacable persecución contra los líderes del movimiento.
No fue la única ocasión en la que respaldó de facto a la fuerza pública
en vez de solicitar investigaciones. Felicitó al Ejército por operativos en los
que murieron niños y, en Putumayo, campesinos que asistían al bazar. Lo suyo es
no el derecho a la vida.
Se fue contra la Corte en el aborto, ignorando una separación de poderes
que para él no existen. No en vano cooptó los organismos de control.
Aunque de congresista defendía la Ley de Garantías, autorizó eliminarla
de modo ilegal con el único propósito de colaborar con los desprestigiados candidatos
de los movimientos de gobierno.
Un cinismo exhibido para intervenir abiertamente en política, desafiando
las normas, y para desestimar amenazas contra el candidato que lidera la
intención de voto, a quien contradice con frecuencia.
Cínico ante organismos internacionales defendiendo acciones ambientales
solo en su imaginación y un supuesto apoyo al Acuerdo de Paz al que le puso
todas las trabas posibles.
Triste mandato el de Duque. Triste y controvertido, controvertido y
confuso al punto de buscar que el Congreso legisle para que su gobierno no
tenga que rendir cuentas.
Sí, un gobernante que trabajó para pocos y los favoreció, que desafió al
país, se olvidó de los territorios apartados, que se burló de la Constitución y
las leyes.
Maullido: increíble la gran prensa nacional en defensa de la extrema
derecha.

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