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¿Estamos ante el colapso de la civilización?

 

En los próximos años se acentuarán las condiciones climáticas extremas. Foto Wikipedia Commons


A 2030 de acuerdo con Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas, se deben reducir emisiones de gases de invernadero en un 45 % para contener la temperatura del planeta 1.5° Celsius sobre los años 1850 o comienzo de la industrialización.

Pero lo que se aprecia es que a finales de este decenio habrán aumentado 14 %, tal como van hoy.

Hace un año el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático reveló que ya hay un aumento de 1.1° C, posiblemente 1.2°, de modo que el margen de maniobra es cada vez menor.

El primer día de agosto, un artículo publicado en el reconocido journal científico Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), los autores, once expertos, encabezados por Luke Kemp, se preguntaron si el cambio climático de origen antropogénico podría resultar en el colapso de la sociedad mundial o en una eventual extinción de la especie humana.

En el artículo llamaron la necesidad de explorar escenarios climáticos catastróficos. En este tema aún hay incertidumbres sobre las consecuencias y su desarrollo en el tiempo, por lo que no es descabellado el planteamiento.

De hecho, hace pocos años otro artículo científico establecía 2050 como un escenario posible para la hecatombe de la civilización por la misma razón: el cambio climático.

El mismo Panel (IPCC), en un nuevo informe de abril pasado, sugirió que cada vez quedan menos chances de lograr que la temperatura no suba más de 1.5°, situación que derivaría en mayores posibilidades de climas extremos y colapso de ecosistemas.

Con la tendencia actual, un escenario factible es que la temperatura aumentará hasta 2,8 °C después de mediados de este siglo.

En el estudio de Kemp y colegas se estima que con un aumento de 3°, más de 2000 millones de personas en áreas políticamente frágiles soportarían temperaturas promedio anuales de 29 °C, una verdadera catástrofe humana.

Es que no son solo las olas de calor y sequías ni otros eventos extremos como lluvias intensas, inundaciones y huracanes más fuertes. Hay otros efectos serios como las migraciones que pueden desestabilizar países y gobiernos o producir grandes mortandades, crisis financieras, conflictos y brotes de enfermedades.

Una investigación de hace pocas semanas, publicada en Nature Climate Change, concluyó que 58 % (o sea 218 de 375) enfermedades infecciosas que enfrentan los humanos pueden ser agravadas por el cambio climático.

(La crisis global por Covid-19, surgida del contacto con un animal silvestre, fue una de las primeras grandes alertas sobre nuevas enfermedades para la humanidad).

Aunque algunos sectores, entre ellos varios medios periodísticos, insisten en que no hay que ser catastróficos en el tema del calentamiento global, la realidad es otra: muy preocupante.

Claro, los peores efectos no se verán en pocos años y no estarán ya quienes quieren bajarle el tono, como tampoco estarán los Trump, los Putin y demás gobernantes y empresarios responsables de alentar las emisiones de carbono, que tal vez por eso poco les importa.

(Los alaridos y burlas de dirigentes colombianos por el tema del decrecimiento que mencionó la ministra de Minas, Irene Vélez, tergiversada por ellos y por usuarios de redes sociales, todos con alto nivel de ignorancia y demasiada irracionalidad, un asunto relacionado con lo que está sucediendo en materia climática pero que requiere un análisis aparte).

Estamos, pues, en una década crucial para la vida de la más reciente generación y las que vendrán en un futuro, si bien todos estamos soportando ya las consecuencias de un mal que no se ha logrado resolver ante la insoportable necedad humana.

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