Sí, el expresidente Álvaro
Uribe Vélez quedó aporreado en los comicios pasados con la victoria del Pacto
Histórico. Ya de antes venía su popularidad en caída libre alcanzando una
aceptación menor al 30 %, algo que nadie se imaginaba hace tres o cuatro año.
Ahora anda en plan de
rencauche junto a su también venido a menos partido, Centro Democrático.
Realiza foros semanales en diferentes ciudades y departamentos para volver a reunir
esa masa que le sigue y que había perdido entusiasmo, foros a los cuales acude
en compañía de la primera línea de sus congresistas.
Ha tomado, además, una
posición calmada frente al gobierno Petro. Es oposición y en poco ha estado de
acuerdo, lo cual está bien (ha tenido algunas posturas a favor del gobierno), pero
no se le escucha ese griterío y manoteo que acostumbraba cuando fue presidente
y alguien se le oponía.
Mas hay hechos que llaman
la atención. Con sus continuos trinos revela lo que ha sido su característica,
irradiada a las cabezas de su partido y a sus seguidores: el alzheimer
selectivo. Fue una mansa paloma y todo lo hizo bien. Intachable su gobierno,
intachable como persona.
(También se ha dedicado a
lamentar la muerte de quien se entera que fue su seguidor, tarea que le demanda
mensajes continuos de pesar y acompañamiento a los deudos. Y no pensemos mal
diciendo que es otra estrategia de reinserción política).
Miremos, por ejemplo,
varios de sus mensajes de las últimas semanas en los cuales no solo denota esa pérdida
selectiva de memoria sino que demuestra que le perdió al hilo al país y que no
lo tiene en la cabeza al asombrarse por datos de pobreza y hambre en las
regiones que visita. Hace que cualquiera se pregunte, ¿por qué no hizo algo en
su gobierno o, quizás, por qué no puyó a su copartidario Iván Duque para que
hiciera más por disminuir esas terribles situaciones.
“El congresista que aspire
a ser ministro tiende solamente a complacer el Gbno ante la expectativa del
nombramiento; cero independencia. Mejor evitar esa norma y derrotar totalmente
la mermelada corruptora”.
Ya se le borró de la
cabeza la yidispolítica.
Uno más:
“La política hay que
hacerla con toda la honradez, más que intelectual, espiritual. Un espíritu sin
malicia en la política.”
Sí, eso trinó.
“A nosotros nos parece que
cualquier interferencia de cualquier miembro de Gobierno en un gremio, le hace
daño a la democracia. Los gremios como la Acción Comunal, como los sindicatos,
entre sus labores está representar a sus afiliados con independencia frente a
los Gobiernos.”
¿Y el trato que dispensó a
sindicatos como Fecode o a quienes adelantaron paros?
“Recordar nuestro
pensamiento: Tolerancia con la discrepancia; y nada de permisividad con el
crimen”.
¿¿Cuántos ciudadanos
tuvieron que irse porque se enfiló contra ellos, varios de ellos periodistas?
“Entendemos la angustia
por un salario mínimo que compense la inflación, problema mundial, pero también
las limitaciones para los empleadores por los nuevos impuestos. Recordemos:
mejor pagar un peso de salarios que de impuesto.”
Lo dice él, que recortó
derechos laborales para ahorrarles pesos en salarios a sus amigos empresarios.
“Goberné 8 años, sin
poder. En la democracia: Gobernar≠poder.
El poder debe ser del
pueblo expresado en ramas independientes.”
¿Se puede creerle?
“La libertad de prensa es
intocable, ni imponer textos, ni el pasado de mermelada u órdenes oficiales
para despedir periodistas.
La Seguridad Democrática
devolvió la libertad a periodistas regionales presionados por el terrorismo.
Otra cosa es el derecho a
contradecir.”
Repitamos: ¿cuántos
periodistas fueron perseguidos en su gobierno?
Finalmente:
“En la Seguridad
Democrática pedíamos resultados, no crímenes, eficacia con transparencia.”
Un colosal caso de
alzheimer.
Y en cuanto a las cifras
por las que se horroriza, podríamos limitarnos a esta:
“Una tragedia: Bogotá
tiene 800 mil personas que se van a dormir con hambre, casi 300 mil niños de la
primera edad de familias muy pobres que no les pueden garantizar la debida
nutrición.”
¿No había hambre en su
gobierno ni en el de Duque?
Maullido: qué distancia tan grande entre nuestro fútbol y el que se practica hoy otros países. Por eso nuestros flojos resultados, salvo el femenino

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