No es solo el cambio climático, como dicen algunos. Ni tampoco el río Aburrá
o Medellín por sí solo. Los serios problemas de inundaciones en Medellín y el
Aburrá derivan de décadas de permitir el desorden urbanístico: construcciones
en ladera, edificios sin dejar áreas verdes, compensaciones usadas para otros
fines, cambio de piso verde por duro, insuficiencia en alcantarillados,
incultura ciudadana, basuras por doquier, falta de un plan de limpieza de cajas
pluviales. Es decir, se le han servido en bandeja al cambio climático las
condiciones para que haya eventos climáticos con afectaciones más serias.
Desde hace años el Panel Intergubernamental sobre el Cambo Climático ha
dicho con alto grado de confiabilidad que por el calentamiento global y el
cambio climático que se genera habrá cada vez eventos climáticos más fuertes y
más frecuentes. No solo lluvias, también sequías, olas de calor, ciclones y otros.
Poco tiene que ver que haya más autos ni la solución es como propone el
alcalde Daniel Quintero cambiarlos a eléctricos. No en cuanto a las
inundaciones.
Ha sido una situación desatendida por todos los alcaldes que han pasado
en los últimos decenios por Medellín y municipios metropolitanos, porque en
todos la problemática es similar. Desde Alonso Jaramillo a Sergio Fajardo,
pasando por Aníbal Gaviria, Luis Pérez y Federico Gutiérrez. Ahora se suma Quintero.
No solo permitieron ese urbanismo desbordado y las irregularidades citadas
sino que poco hicieron para frenar esos excesos y comenzar a revertir el
problema hasta donde fuera posible.
Es tal la carencia de visión que se proponen parques enormes en uno o
dos puntos, cuando todos los estudios en el mundo demuestran que se necesitan
es en los barrios, donde vive la gente. O creer que un jardín va a frenar la
expansión urbana sobre las laderas del norte, a las que se les llama invasiones
y tugurios; o en las del sur, en donde se llaman condominios.
Me contaba hace poco una contratista en Sabaneta (municipio cemento por
excelencia, donde hoy hay edificios en zonas altas acabando con el ansiado
verde), que en el plan de hacer jardines en la zona central, objeto del
contrato, se habían visto a gatas porque ¡no existían antejardines! Y esa es la
constante en gran parte de la región metropolitana.
Para los municipios ha sido un negocio redondo que la compensación de
los urbanizadores por el uso de espacios para construir se entregue en dinero,
pese a que tienen destinación específica ambiental.
Entonces se han conjugado todos los factores para que ahora el cambio
climático con sus eventos más severos y frecuentes haga y deshaga. Si se
hubiera actuado con diligencia, con pulcritud, con sentido común, la amenaza en
cada aguacero sería mucho menor. Pero hoy llueve, la lluvia corre por calles y
aceras, no hay áreas verdes para filtrarla, las alcantarillas son insuficientes
y gran parte obstruida, las quebradas repletas de basuras. No le queda más
camino al agua que rebosar en distintas partes. Lo peor es que se tenían
identificadas unas concurrentes (aunque no se hizo nada para disminuir el
problema) pero ahora con la fuerza de los aguaceros puede aparecer la tragedia
por cualquier sector del Aburrá y hasta derivar en el desbordamiento del río.
Eso de que tenemos que enfrentar el cambio climático, como dice ahora
Quintero, como claman exalcaldes ignorando su culpabilidad, como trinan
preprecandidatos a la alcaldía, no es el gran tema para reducir las
inundaciones y sus daños. Primero hay que ver cómo incidir en los factores mencionados
para recuperar en algo la calma y la tranquilidad de todos.
¿Cómo mejorar la red de alcantarillados? ¿Cómo ser más previsivos en la
limpieza de las cajas pluviales (la educación ciudadana es a muy largo plazo)?
¿Cómo reverdecer diferentes zonas de la región metropolitana? ¿Cómo mantener
limpios el río y sus quebradas? ¿Cómo hacer que los nuevos proyectos por
obligación dejen zona verde de amortiguación y compensación? ¿Cómo frenar el
poblamiento de las laderas?
Son muchas tareas, pero urgentes. Disminuir las inundaciones no tiene
que ver con autos eléctricos; ese es otro tema para ayudar a reducir emisiones
de gases, pero lo básico es enfrentar lo que está provocando el caos cada que
llueve sobre el valle de Aburrá.
Dice el alcalde Quintero que sus sucesores deben comenzar en eso. Pero
¿por qué no lo hizo en estos tres años? ¿Por qué no comienza en lo que le
resta? La leche está derramada ya por la negligencia e imprevisión de todos,
pero hay que comenzar a recogerla. El daño por omisión ya se hizo, hay que revertirlo
y eso es lo que no se ha hecho porque están planteando asuntos que no son.
Olvídense: así hoy mismo se contengan las emisiones globales de gases, los
eventos climáticos extremos seguirán por mucho tiempo, por años, la solución
está en la propia ciudad, no en frases etéreas carentes de sentido.

Comentarios
Publicar un comentario