Aunque la vida humana es muy corta y damos por sentado que las cosas
permanecerán por siempre, no es así. A finales de siglo hay dos que cambiarán
notablemente: el mapa de la Tierra por el deshielo de los glaciares y el
aumento del nivel de los océanos, y los humanos.
La inmensa mayoría seguirá la evolución que se ha mantenido por millones
de años, pero habrá nuevos tipos de humanos, humanoides y máquinas avanzadas
con inteligencia artificial que transformarán, o habrán transformado para entonces,
las actividades diarias y la vida misma.
Un tema para no dejar de lado, ahora que tanto se habla de inteligencia
artificial y avances como el ChatGPT que aunque un poco rústico aún, remplazará
muchos trabajos que hacen hoy las personas y crearán una nueva realidad en
donde no se distinguirá lo verdadero de lo falso. (De hecho lo usan ya en el
país columnistas gracias a la misma deshonestidad mental con la que exponen sus
ideas y rajan del que no gustan).
En un nuevo trabajo, El Homo ex novo, el arqueólogo español
Eudald Carbonell, que ha sido codirector de investigaciones del conocido
yacimiento arqueológico de Atapuerca, sugiere que el Homo sapiens, nosotros,
estamos en retirada mientras que aparecerán otros: el prothesis, el edit y los humanoides.
Todos convivirán, dice en una nota en Infobae, tal como convivieron
durante cientos de miles de años diversas especies de homos.
Nada descabellado lo que propone, porque hoy se dan primeros pasos
(algunos más avanzados que otros) en esa dirección. El Homo sapiens prothesis
será un humano con algunas modificaciones. Pensemos por ejemplo en infinidad de
prótesis que se desarrollan y, agrego, en los órganos que se desarrollan en
laboratorio y los que podrán ser trasplantados a personas desde animales
modificados genéticamente.
El Homo sapiens edit, desarrollado con edición genética, que avanza a
grandes pasos y que plantea inquietudes como bebés a la carta o con determinada
modificación corporal.
Expresa Carbonell que los humanoides serán híbridos orgánico-mecánicos.
Robots avanzados. Hoy se utilizan en actividades desde intervenciones
quirúrgicas hasta en la fabricación de diversidad de productos. Sus
aplicaciones son ilimitadas.
Pero, ¿y si tuvieran conciencia? Parece cosa de locos, pero
investigadores como Hod Lipson, director del Laboratorio de Máquinas Creativas
en la Universidad de Columbia, se preguntan si pueden crear una forma de
inteligencia que aprenda sobre su cuerpo (se autorreconozca) y funcione, que
sea mejor que los humanos para resolver situaciones delicadas. Sí, robots con
conciencia. Lipson cree que será posible. Y su laboratorio no es el único que
trabaja en eso.
Claro, cualquier cosa puede pasar, pero a finales de este siglo (estamos
a menos de 80 años) y comienzos del próximo habrá variedad de especies humanas
o al menos de humanos y máquinas de toda clase por doquier manejando infinidad
de tareas y, por qué no, a grupos de humanos tanto en fábricas como almacenes y otras dependencias.
Creemos que todo es eterno y no, todo en esta Tierra es demasiado
pasajero, porque 50, 100, 1000 o 1 millón de años son muy poco en la historia
evolutiva del universo y nuestro planeta.
Lo planteaba el geólogo Jan Zalasiecwicz en su libro The Earth after
us, mostrando la fragilidad de la obra humana frente al paso del tiempo.
Por todo esto es que es tan difícil vislumbrar lo que habrá en 100 años,
aunque hay hechos, como los expuestos, que marcan un derrotero.
Maullido: no es Colombia, si se miran decenas de países la constante es el
conflicto en lo político, administrativo, económico y social. Un hervidero sin
soluciones a la mano.

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