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Que a Colombia le vaya mal

 

La capacidad de razonamiento de muchas personas hace que pidan que al país le vaya mal para que al presidente le vaya mal. Foto Wikipedia


No se había visto en la historia reciente del país la jauría que cada día se alborota cuando algún medio le ofrece comida. La comida: cualquier ataque al gobierno. De una agitan las redes sociales y resulta vergonzoso ver personajes como Federico Gutiérrez, Paloma Valencia, María Fernanda Cabal y periodistas como Luis Carlos Vélez, Melquisedec Torres y muchos otros valiéndose de eso para sembrar dudas sin el más mínimo sentido de racionalidad, sin detenerse a pensar si es cierto o no lo que se afirma o a quiénes toca y qué implicaciones.

Decía alguien, también en redes, a raíz de las críticas a los medios de comunicación, que la audiencia tenía capacidad de analizar las informaciones. Los personajes mencionados demuestran que no. Si ellos que tienen al menos alguna formación educativa y deben lidiar con diversidad de temas nacionales tragan entero, ¿qué se puede decir de los ciudadanos de a pie?

La idea parece esa. Lanzar cualquier acusación y de inmediato replicarla, pedir renuncias y aclaraciones, investigaciones y hasta denuncias penales.

Una verdadera vergüenza nacional a cargo de opositores que se sienten huérfanos de poder y que no aceptan que la izquierda gobierne, dedicándose a entorpecer el gobierno, porque una cosa son las propuestas e ideas contrarias, los debates argumentados, las posiciones propias y otra muy diferente son los ataques en manada, alzando la voz y, en no pocos casos, engrandeciendo los infundios.

Para muchos (me incluyo) se trata de un golpe blando: no dejar gobernar hasta que la situación explote o quede la idea de un desgobierno que no solo perdió el periodo, sino que hundió más al país (más de lo que lo dejó Iván Duque), y para lograrlo se valen de todo tipo de ataques que inician los medios para luego darles altavoz.

De Colombia todo se ha dicho. Que somos una Banana Republic. Locombia y hasta que vivimos en el realismo mágico de Macondo (realismo máfico dice un amigo con mucho de razón). Resulta inverosímil leer y escuchar en redes y en distintos medios, políticos deseando que al gobierno le vaya mal para que al país le vaya mal. Y no se sonrojan. Tal es el grado de irracionalidad y de odio que se ha generado.

El economista Alberto Bernal (no sé si fallido o no por la cantidad de desaciertos en pronósticos económicos) se mofaba en un artículo que hay que desear que a Petro le vaya mal, para que al país le vaya bien. Y se basaba en unas relaciones absurdas.

Tampoco es extraño verlo en ciudadanos y empresarios que desde sus tribunas de las redes hacen fuerza y hasta rezan para que a Petro y al país les vaya mal. Que les vaya mal a ellos, a sus padres, hijos y amistades es el summum de su odio y no tienen recato en exponerlo porque su círculo cercano piensa igual.

No se trata de buscar insípidas y perjudiciales unidades nacionales (porque se necesita la diversidad de visiones del mundo, sus problemas y soluciones) pero deja mucho que desear una oposición que no propone, sino que pone todo su empeño en destruir porque entre ceja y ceja tiene metida la idea irremplazable de que hay que acabar con Petro, como sea y al costo que sea.

Ese es el resumen del panorama nacional, que algunos consideran crítico y aunque no lo veo así por lo menos sí es deplorable en cuanto al nivel mostrado ahora por la oposición de muchos políticos y más ciudadanos.

Seguirá ataque tras ataque. No se detendrán. Y aquellos máximos dirigentes políticos, periodistas y ciudadanos repetirán como loros lo que publique cualquier medio con tal de que se centre en enlodar o demeritar al presidente, así sean pequeñeces como ya lo hemos visto en repetidas ocasiones.

Maullido: extraña enfermedad la del fiscal Francisco Barbosa, dos años dormido y se despertó en el gobierno Petro.

 

 

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