Solo unos días tras el
bombardeo ruso a una pizzería en Kramatorsk, Ucrania, que costó la vida a
decenas de personas, incluida la escritora Valentina Amelina, ataque que fue notorio en
nuestro país por la presencia de tres colombianos reconocidos que salieron milagrosamente
ilesos, Israel atacó el asentamiento Jenin en Cisjordania, Palestina,
destruyendo edificaciones y matando al menos a 12 palestinos, de los que dice
eran terroristas.
Estos dos sucesos, en
apariencia inconexos, representan la visión del mundo tan limitada y
parcializada que tenemos.
El primero recibió mucha
atención en los medios, obvio, por la presencia del escritor Héctor Abad, el
ex comisionado de paz Sergio Jaramillo y la periodista Catalina Gómez, el
segundo escaso cubrimiento.
¿En qué se diferencian la
invasión rusa a Ucrania y la israelí al pueblo palestino? Son dos hechos
violentos, sangrientos, que generan muerte, destrucción y mucho dolor, detrás
de cada uno de los cuales hay antecedentes de gran complejidad, pero el
tratamiento informativo y la reacción de los colombianos está motivada en la
visión occidental que tenemos, moldeada, e impuesta, sobre todo por Estados
Unidos.
En ella, los rusos y los palestinos
son los malos, los ucranianos y los israelíes los buenos del paseo. Pero sin
entrar a justificar invasiones y guerras hoy en día, se tiene u expresa una
visión demasiado simplista de dos asuntos complejos.
Por nuestra condición
humana, la rapidez con la que avanza el mundo y la cantidad de información que
se genera, se tiene una visión del mundo muy limitada y se hace poco por
ampliarla y, en ese sentido, contrastar fuentes, situación que se explica menos
en los medios de comunicación, que deberían facilitar el conocimiento y la
interpretación del mundo.
Lo reconocía el año pasado
en una conferencia el ex primer ministro británico Tony Blair, quien afirmó que
“estamos llegando al final del dominio político y económico de Occidente. El
mundo va a ser al menos bipolar y posiblemente multipolar" y el l mayor
cambio geopolítico de este siglo vendrá de China, no de Rusia. Se trata de "la
primera vez en la historia moderna que Oriente puede estar en igualdad de
condiciones con Occidente".
Hace pocos meses el foro
de Davos, el de los ricos y poderosos, se centró en este tema. Como dijera The
New York Times, “la era post Guerra Fría, dominada por la idea de que la
democracia liberal occidental y el capitalismo de libre mercado tenía todas las
respuestas, terminó”.
Hay una nueva realidad
provocada por la pandemia, la guerra en Ucrania, el crecimiento de la inequidad
y las autocracias de China y Rusia.
Es otro orden mundial que
para la mayoría de personas, y nuestros medios, no ha llegado. O no vislumbran y
se mantienen solo bajo la égida estadounidense.
Tanto que ya también se
pone a China como otro malo de la película, que es agresivo con Estados Unidos, y que con ese gigante hay que tener sumo cuidado.
No. El mundo es ancho y
ajeno. Está bien alegrarse porque no les pasó nada a los compatriotas en la hoy
peligrosa región de Donetsk ucraniano (¿o ruso?), pero no tiene sentido callar
frente a los ataques israelíes complacidos por su actuación criminal o dar a
entender que hace lo correcto.
Igual con las otras
guerras o invasiones, alentadas o defendidas por Occidente, como Siria, para mencionar
la más conocida.
Y se pone el grito en el cielo
porque Rusia se acerca a Venezuela o China invade el mundo con obras de infraestructura
y explotaciones mineras.
El mundo es muy complejo,
es difícil comprenderlo y tenerlo todo en la cabeza, mas ya es hora de aceptar
que está cambiando con rapidez y que lo que antes dábamos por sentado ahora no
lo es.
¿Seguiremos tragando
entero una sola versión?
Maullido: Uribe es un
avión… menos para darse cuenta de las decenas de hechos a sus espaldas por
parte de amigos o subalternos.

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