El último episodio fue el de Caracol Noticias y unas denuncias sobre supuestos
narcos en la campaña de Gustavo Petro en Casanare, información sobre la que
quedaron serias dudas.
Cada semana o dos semanas un nuevo escándalo estalla en medios,
capitalinos por lo general, de radio y televisión, contra Petro. La prensa
tiene que vigilar al poder, el problema es que solo lo hace contra este
gobierno y omitió su deber contra Iván Duque, por ejemplo. Pero dentro de esa
vigilancia al gobierno lo malo es que ha inventado de manera reiterada hechos o
aumentado situaciones.
La Flip está para denunciar y advertir si se amenaza la libertad de
prensa y no es tribunal de ética, es cierto. Creo sin embargo que equivoca su
postura porque opiniones del presidente no son censura ni invitación a la
censura.
Se sobrepasó además pidiendo extrañamente que se coartara la libertad d expresión
de la gente para que no se siguiera publicando en redes sociales el hashtag #CaracolMiente.
El Artículo 20 de la Constitución Política dice que “se garantiza a toda
persona la libertad de expresión y difundir pensamientos y opiniones, la de
informar y recibir información veraz e imparcial y la de fundar medios masivos
de comunicación”.
Ahí está el problema. No se está difundiendo información veraz e
imparcial. Tanto que lo han dicho voces respetadas como la del ex magistrado
José Gregorio Hernández.
Los medios, sus directores, dicen que sí entregan información veraz e
imparcial. Pero uno de los problemas del periodismo colombiano es su
incapacidad de autocrítica y su enorme capacidad para solidarizarse de facto
con periodistas cuestionados, más si se trata de un periodista de la alta
alcurnia capitalina del periodismo.
Por eso la gente estalla. Y se equivocan medios y periodistas y hasta la
Flip creyendo y acusando que son los seguidores del partido de gobierno quienes
inician los cuestionamientos. No. Eso es falso. Claro que cualquiera puede
participar, pero mucha parte de la sociedad crítica ya no se traga la
omnipotencia autoproclamada de nuestros medios.
No es porque Petro aclare a los medios informaciones imprecisas o falsas
que la gente maltrate e insulte injustamente a los periodistas. Es porque
muchos están ya cansados, para decirlo popularmente, mamados de la manipulación
de la información. Un maltrato que no es de ahora, que fue muy sentido en el gobierno
de Duque durante las protestas ciudadanas.
Carecen los gremios periodísticos de verdaderos tribunales de ética que
defiendan el buen uso de la profesión y de los principios periodísticos,
agremiaciones que solo sirven para programar eventos sociales, entregar precios
y, a veces, capacitarse.
¿Dónde están en esta crisis las facultades y escuelas de periodismo?¡Sí
que tendrían material para analizar y proponer! Lástima que en general las
universidades anden distanciadas de la realidad nacional, como por encima del
bien y del mal.
Lo peor es que esta anómala situación continuará. Petro es el primer
gobernante de izquierda y todos los grandes medios tradicionales están en manos
del gran capital, siempre apuntando hacia la derecha y ahora algunos también
hacia la extrema derecha. Son todos contra Petro sin importar los valores del
buen periodismo. Es el llamado establecimiento en pleno acostumbrado a tener siempre
gobernantes de centro y derecha con una prensa indulgente en general con el
presidente, como se apreció por ejemplo en las dos primeras décadas de este
siglo para no ir más atrás.
Trabajé varias décadas en un periódico. Sé de primera mano que hay
órdenes, explícitas o tácitas, sobre qué se publica y qué no, de quién sí y de
quién no, a quién hay que darle más duro y a quién no.
Están totalmente desenfocados quienes creen que el problema de nuestro
periodismo es el gobierno y no los mismos medios.
Maullido: el gobierno tiene que meterle el acelerador a fondo a sus
programas para que sean realidad cuanto antes. La situación nacional lo exige.

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