La abstención en estas elecciones ha sido alta, pese a la corrupción electoral. Foto Wikipedia Una vez más el proceso electoral para gobernadores y alcaldes, Asambleas y Concejos en Colombia es deprimente, un espectáculo barato que se repite cada cuatro años. Un circo con malos actores. Sin partidos fuertes y con una proliferación de movimientos de toda clase, aparecen en escena candidatos de toda estirpe, desde los de mala reputación hasta los que son desconocidos casi que hasta en su casa. Sugiere esta explosión de candidaturas que el negocio tiene que ser muy bueno. Lucrativo. Eso de la vocación de servicio pocos se lo tragan, aunque claro que algunos pocos sí la tienen. Es tal el gasto en las campañas que algo debe dejar al final si se es elegido. No solo en dinero (que lo habrá seguramente bajo distintas formas) sino en favorecimiento de contratos, nombramientos y otros. Lo vimos por ejemplo con la denuncia del diario El Espectador: el seguro alcalde de Medellín, Fed...
Opiniones libres que a algunos molestan