Lo cierto tras la brutal masacre cometida por Hamás en territorio israelí
es que Israel y Palestina nunca más vivirán tranquilos, en particular Israel
porque los palestinos han vivido en un verdadero campo de concentración sin
derechos y sometidos a purgas continuas. Un pogromo a cuentagotas.
Resulta paradójico que el ministro de Defensa israelí llame animales
humanos a los terroristas de Hamás, cuando ese ha sido el trato que ha dado a
casi cinco millones de palestinos.
Gaza es un territorio de 365 kilómetros cuadrados, como Medellín, donde
viven hacinados 2.2 millones de palestinos, con un índice de pobreza del 80
& y una inseguridad alimentaria del 63 % según datos del Programa Mundial
de Alimentos. Es que Israel los tiene bloqueados: no pueden salir sino algunos
con permiso y se controlan los productos que ingresan, aparte de que no todos
están permitidos.
Algo similar sucede en la otra porción de Palestina, en Cisjordania, más
grande, con 5860 kilómetros cuadrados y 2.8 millones de palestinos impedidos
para hacer una vida normal.
Conozco una joven que allí, en Hebrón, tiene un albergue para gatos
callejeros. Sobrevive con los productos que puede vender. Pese a contar en
redes sociales con seguidores en muchos países no recibe donaciones por una
sencilla razón, que aplica para todos los palestinos: les tienen bloqueadas las
transacciones internacionales. Un enorme campo de concentración.
En un artículo al otro día de la masacre de Hamás, el influyente diario israelí
Haaretz comentó que el primer ministro Netanyahu tenía mucho que ver por negar
los derechos a los palestinos y fomentar los asentamientos de colonos en
territorio de Palestina, acto considerado ilegal por la ONU, aunque la historia
ha sido muy clara en que a los países poderosos les importa muy poco lo que
diga el derecho internacional.
En un llamado a la cordura. Amnistía Internacional insistió en que hay
que abordar las causas estructurales de los ciclos repetidos de violencia. “Para
ello es necesario respetar el derecho internacional y poner fin a los 16 años
de bloqueo ilegal de Israel sobre Gaza y a todos los demás aspectos del sistema
de apartheid impuesto por Israel a todas las personas palestinas”.
Hoy hay más de un millón de judíos en el territorio anexado de modo
ilegal, exprimiendo más las condiciones de vida de los palestinos, cada vez más
arrinconados y oprimidos.
Una política que data de hace más de 40 años y que como dice Edward W.
Said en su libro La cuestión palestina, Israel se apoya además en los que llama
contraataques punitivos, en la práctica terrorismo de Estado, y que en su
momento pedía matar de 50 a 100 palestinos por cada víctima judía.
La situación en la región es mucho más complicada con las posiciones de
diferentes países vecinos, todos muy involucrados a favor o en contra de los
palestinos, y los intereses marcados de Estados Unidos siempre en respaldo del
pueblo judío incluso a costa de políticas contradictorias, hecho que dificulta
prever siquiera un poco qué pasará tras este trágico episodio.
Ha sido tal el abuso y la actuación criminal de Israel, que ahora
responde a la agresión de Hamás atacando a diestra y siniestra al pueblo
palestino e imponiendo un cierre total que amenaza un genocidio. En Gaza gran
parte de la población son menores de edad.
Apoyado por esa doble posición de Estados Unidos, con intereses geoestratégicos
y consideraciones electorales en su territorio, Israel no reconoce ningún Estado
palestino y de ahí se explica en parte sus acciones contra este pueblo.
Dice Said que “Israel ha buscado siempre acelerar el proceso de reducir,
minimizar y asegurar la ausencia de los palestinos como presencia física y
humana en la ecuación del Oriente Próximo”.
La guerra, aumentada con el acto
de Hamás, no iniciada porque allí no ha existido paz, mermará algún día, ojalá
pronto. Pero la vida en Palestina e Israel no volverá a ser igual, rondará el miedo
de uno y otro lado.
Si Israel no reconoce a Palestina y retorna los territorios ocupados,
puede eliminar a todos los integrantes de Hamás, pero no estará segura: ha
acorralado y violado tanto los derechos de los palestinos que el escenario
semeja una olla a presión: en cualquier otro momento estallará de nuevo.
(Aunque también hay que considerar la posición de los extremistas palestinos a
la hora de reconocer a Israel).
Y es duro ver cómo la comunidad internacional respalda tácita o
implícitamente el bloqueo y la respuesta despiadada de los israelíes, que desde
1948 han decidido hacer con los palestinos otro holocausto como el que ellos
sufrieron.
Sí, duele lo que hizo Hamás con tanto civil judío y la forma
inmisericorde como los asesinó y esto debe ser rechazado con energía y mayor
castigo para los implicados, lo que no supone exterminar a todos los
palestinos. Pero hay que recordar que a la hora de hacer el balance, ha sido
muchísimo mayor el daño infligido por Israel a los palestinos en 70 años que al
revés: en número de muertos, destrucción y violación de todos los derechos pues
su idea ha sido siempre el exterminio.
Maullido: no ha habido Congreso que no vulnere a la oposición aprobando
leyes a pupitrazo, como ahora con la reforma a la salud y el dominio de los supuestos
parlamentarios del cambio.

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