En medio de un mundo atiborrado de problemas, con cruentas guerras
activas como la de Rusia y Ucrania y la limpieza étnica de Israel en Gaza, poco
tiempo queda para pensar en otros asuntos. Pero a finales de mes nos volvemos a
jugar el futuro de la vida en el planeta y no crea que a usted no le incumbe.
Del 30 al 12 de diciembre será la reunión 28 de la Conferencia de las
Partes sobre el cambio climático, que se realiza mientras la espada del aumento
exagerado de la temperatura pende sobre el cuello de todos nosotros.
La COP28, en Emiratos Árabes Unidos, en donde como en todas las veces
pasadas se trata de alcanzar acuerdos para reducir emisiones de gases de
invernadero de modo que la temperatura no aumente más de 1.5° C frente a
comienzos de los 1800, límite que estamos a punto de traspasar.
Las perspectivas no son tan buenas, comenzando porque quien presidirá
las reuniones es el CEO de la empresa estatal de petróleos de su país que tiene
ambiciosos planes de expansión.
Entonces volvemos a la misma retórica. Hay que reducir el uso de
petróleo, gas y carbón, pero como nunca se explotan más hoy. Nadie cede y si lo
ahce es de labios para afuera.
Los datos son concluyentes. La semana pasada Naciones Unidas reveló un
reporte en el cual se aprecia que casi todos los 20 países que más crudo
explotan tienen planes para producir más de acá a 2030, que se apunta como una fecha
crítica para reducir emisiones.
Estados Unidos explotará más petróleo y gas a 2030 que en cualquier otro
momento de su historia, tal como lo harán Rusia y Arabia Saudita, y como lo
hace China con el carbón.
Literal, los países están doblando su producción, como denunció el
secretario de ONU, Antonio Guteres. Y no se trata de un tema menor, que como
veremos a continuación nos afecta por parejo así el tema no nos interese mucho.
Tal es la ambivalencia que Canadá, cuarto mayor productor de petróleo y
quinto de gas, aumentará la explotación y afirma que no le impedirá cumplir sus
metas para reducir emisiones.
Esta semana Estados Unidos y China, los dos más grandes emisores (38 %
del total global), acordaron mayores esfuerzos para triplicar globalmente la
energía sostenible hacia 2030 y depender menos de los combustibles fósiles,
pero no fijaron metas precisas ni formas de medirlas. Como ha sido hasta ahora
en las negociaciones internacionales, todo se resolverá ‘a ojo de buen cubero’.
El servicio climático de la Unión Europea, Copérnico, informó que los pasados
12 meses han sido los más calientes en 125 000 años y ya la temperatura está
1.32° sobre la meta de 1.5. El margen de acción es mínimo. Y con esos calores,
7300 millones de humanos estuvieron expuestos al menos a 10 días de calores
extremos, con una elevada tasa de mortalidad.
La mortalidad de personas mayores de 65 debido a esas olas de calor,
aumentó 85 % desde 1990, dice el informe sobre salud y cambio climático que
acaba de emitir la conocida red de journales científicos The Lancet.
¿Qué no nos afecta? Una investigación presentada en The Guardian mostró
que un gran porcentaje de personas jóvenes no quieren tener hijos y basan su
decisión en los efectos que traerá en el futuro cercano el cambio climático.
Todo esto es grave para la vida en el único planeta conocido que la
tiene. Está en juego el futuro de nuestros hijos, nietos y demás descendientes.
No se extinguirá la especie humana, no al menos en este siglo, pero quienes
vivan hasta finales de siglo y más allá sí que la pasarán mal enfrentados a más
hambre, migraciones, calores, enfermedades por vectores, inundaciones, sequías
y fuertes tormentas. En 2021, 127 millones de personas más, sufrieron
inseguridad alimenticia de moderada a severa, en comparación con el periodo
1981-2010, todo debido a las condiciones extremas del clima.
Usted verá si no le incumbe, pero el futuro está en juego.
Maullido: qué circo es el Congreso de Colombia.

Comentarios
Publicar un comentario