Nos hemos acostumbrado en el país a ciertos personajes a los cuales se acusa de diversos hechos y situaciones anómalos (por decir lo menos) y siguen tranquilos como si nada, mientras sus lugartenientes, esos mandos medios y bajos pagan las consecuencias ante la justicia.
Uribe es el caso más sonado, pero ha habido más. El último parece ser el exalcalde de Medellín, Daniel Quintero Calle. Las 'ías'' investigan actuaciones bajo su mandato y ya hay algunas decisiones y más de un acusado, pero él sigue ahí, ganando poder así no sea todavía mucho.
La última jugada es ir a manejar la empresa que maneja el metro de Medellín, patrimonio de buena parte de los antioqueños porque ha sido serio el manejo que se le ha dado, más allá de las fallas ocasionales, y previsibles, en el sistema de trenes.
Dice (y hasta el momento hay que creerle) el sujeto que asumirá la alcaldía en enero, el Fico Gutiérrez, que hay un faltante de dos billones de pesos. Esto confirma lo que tanto se habla en la calle: ¿dónde está el dinero si obras no se vieron? Y como es tanta la cantidad, la administración de Quintero podría pasar a la historia de la magia.
Hay investigaciones por supuestos hechos dolosos en el manejo de la caja menor, que según denuncias sirvió para afanes personales, continúan las indagaciones y procesos sobre el manejo del programa infantil Buen Comienzo, el extraño manejo sobre el cuidado de las zonas verdes d ela ciudad, el posible uso de dineros públicos en las pasadas campañas políticas y varios entuertos en el canal de televisión Telemedellín.
Pese a todo, Quintero sigue vigente para algunos, por ejemplo los congresistas del Pacto Histórico en Bogotá, que lo adoran por haberlos recibidos 'como se merecen' en sus visitas a la capital antioqueña. Una adoración que habla mal de la capacidad de análisis y lectura de la realidad que tienen, y que se fundamenta por razones ideológicas: entre los seguidores del hoy exalcalde se cree a pie juntillas que Quintero enfrentó al GEA en EPM y lo puso de huida.
Sí, es cierto que con la intervención en EPM se interrumpió la larga historia de contratos yo con yo que se habían manejado en la entidad, adjudicados con mucha frecuencia por empresas de ese conglomerado; pero para interrumpir esa cadena llevó a la cabeza de la empresa de servicios a personas poco capacitadas que solo cumplieron con el apetito del alcalde en cuanto a nombramientos y nuevas contrataciones, varias de ellas cuestionadas.
Entonces, ni afectó al GEA ni fue capaz de enfrentársele. Las empresas de este siguen tranquilas, haciendo negocios como cualquier otra y moviendo las cajas registradoras sin desmayo.
Quintero se la jugó en las elecciones con varios candidatos de su atípico movimiento ?independientes', que poco honor a su nombre y obtuvo algunos logros, aunque menos de lo esperado. En Medellín su alfil fracasó de manera estrepitosa y, podría decirse, ridícula por los pocos votos obtenidos. De hecho, se reconoce que gracias a él, el uribismo recuperó el manejo político administrativo de la segunda ciudad del país.
Ahora, con cierta complacencia del presidente Gustavo Petro, cuya postura frente a aquel no ha sido muy clara (ni de odio ni de mucha cercanía) Quintero con ayudan de delegados presidenciales va por el metro de Medellín y se ha valido de su pelele, el alcalde encargado Óscar Hurtado, para dar el zarpazo. De lograrlo, como parece, no solo nombrará gerente sino que hará embarcar a la empresa en proyectos alocados sin estudios, para tratar de capitalizarlo para sus intereses políticos, y puede hacer que el socio en los sistemas de transporte masivo, la Gobernación de Antioquia, no aporte y se frene el desarrollo de obras necesarias para la movilidad urbana y regional.
Sí, no sabe uno cómo nos vamos llenando de oscuros personajes que siguen pavoneándose mientras sus lacayos pagan el costo de las 'embarradas'.
Maullido: durante años, de aprobarse, sufriremos la reforma a la salud.

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