Escuelas construyen todos, carreteras y hospitales también, así los enfoques y énfasis sean distintos. Entonces ¿qué es lo que distingue al gobierno de Gustavo Petro en los dos primeros años de gestión?
No es hora de hablar de lo poco que la prensa destaca los logros y lo
mucho que los ignora o minimiza, ni las frecuentes controversias que genera el presidente
con sus trinos ni de la enorme corrupción que llegó hasta sus narices con
funcionarios recomendados por él mismo, pues para eso están otros espacios.
Sí, pueden desdibujar los logros pues son asuntos que no solo generan
mucho ruido mediático, sino que no deberían existir en ningún gobierno y menos
en este que representa una ruptura frente a los que siempre han gobernado al
país. Hechos que nadie puede negar.
No puede escapar del análisis, porque está relacionado, el cambio de
ministros que ha frenado la marcha de la administración, algunos de ellos mal
salidos y que le aportaban independencia y una visión amplia al gobierno, como
fue el caso de Cecilia López y José Antonio Ocampo: o el nombramiento de
algunos funcionarios con pasado problemático, por decir lo menos.
Creo que el gobierno Petro se ha distinguido porque ha tenido en cuenta
a la población olvidada por todos los gobiernos, aquellas personas con mayores
necesidades y poca atención. Obvio, a todos no se puede llegar en dos años,
pero se ha mostrado el camino.
Es el de la reforma al sistema pensional para subsanar una deuda con
ancianos que no lograron asegurar una mesada para vivir mejor en esa etapa de
la vida, con lo cual se benefician casi tres millones de colombianos.
Es el de la entrega de tierras (pocas por cierto todavía para todo lo
que se anunció en un principio y se ambiciona, unas 150 000 hectáreas) para que
el campesino trabaje la tierra, asegure su sustento y revitalice el sector
agrícola.
Es el de los bienes decomisados al narcotráfico entregados a campesinos,
al sistema educativo y al comercio popular.
Es el de la internet de banda ancha para 395 000 hogares de estratos 1 y
2 en 178 municipios, de Nariño al Urabá en Antioquia, pasando por Cauca, Valle,
Chocó, La Guajira, Amazonas y Vichada.
También es el gobierno de la gratuidad en la educación superior que hoy
beneficia a 800 000 estudiantes, como lo es el de los pactos culturales en
regiones que casi nunca habían recibido esa atención, como el Pacífico
nariñense, Magdalena Medio y Caribe sur, y el que no persigue al campesino sembrador
de coca.
Estos pocos ejemplos son los que distinguen al primer gobierno
progresista: el énfasis en las regiones y ciudadanos que poca atención habían
recibido antes.
Sí, repito, con errores y problemas grandes como los citados, una muestra
de lo negativo de la gestión, pero se percibe un aire diferente en la
orientación de la inversión social, situación que, hay que decirlo, ha generado
el rechazo y el bloqueo de iniciativas por quienes siempre habían sido los
beneficiados en todos los gobiernos.
Ojalá en estos dos años restantes se consoliden todas las acciones y
programas en favor de esa otra Colombia, que la reforma agraria sea realidad,
se logre sanear la salud y se empiece a llevarla a regiones apartadas, se
puedan mejorar las condiciones laborales de millones de trabajadores y que los
desprotegidos sigan siendo el centro de atención, así falte mucho por corregir
el desfase.
Y aunque chisten los de siempre.

Comentarios
Publicar un comentario