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De Petro me hubiera gustado...

 

La deuda con la otra Colombia se mantuvo en estos tres años. A Chocó, por ejemplo, poco se le miró. Foto del municipio de Bagadó. Foto PxHere


Varios temas sobresalen en los tres años de gobierno del presidente Gustavo Petro, entre los cuales destaco tres: la entrega de tierras a los pobres, a los campesinos; tener más en cuenta a la gente del común; y haber hecho sentir al país en las relaciones internacionales.

Sí, seguro hay más, como la reforma pensional todavía en vilo y el rescate de derechos laborales perdidos por los trabajadores en la época Uribe Vélez, y otros logros que quedan para el balance final.

Ahora, hay muchos otros asuntos que me hubiera gustado ver, pero que no se pudo o no se quiso en medio de esa forma algo extraña como gobierna Petro. Una de ellas es que se rodeó de varios funcionarios impresentables con serios problemas éticos, morales, o casi delictivos y violentos con las mujeres.

Me hubiera gustado ver un gabinete de ministros serios, trabajadores y conocedores de sus carteras, y esto poco se logró. Abundaron aquellos puestos sin méritos y sin conocimiento de los temas encargados. Más de 50 ministros en 36 meses sugieren que los Ministerios no funcionaron, con contadas excepciones, y ponen de manifiesto que el presidente confía en pocos y no sabe relacionarse con los ministros: abundaron las quejas sobre la imposibilidad de hablar con él. Se explica entonces la baja ejecución de programas y presupuesto.

Hubiera preferido un presidente tranquilo, sin enfrentarse con todo aquel que se le opusiera y que se hubiera centrado sobre todo en cumplir sus promesas, muchas de ellas tiros al aire en discursos acalorados. Que además hubiera respetado a la justicia, no solo cuando los fallos le favorecieran.

Entiendo que en el último año se ha tornado más polémico y ha endurecido el tono porque ante la proximidad de los comicios 2026 es una forma de mantener emotivo al pedazo de pueblo cercano al Pacto Histórico y afín a su gobierno.

El gran dolor que mantengo con Petro es causado por la salud. Desde campaña el objetivo era claro: acabar las EPS a como diera lugar. Esto encauzó mal la discusión sobre la necesaria reforma al sistema. Más allá de que se acabaran o no, que se transformaran o no, la sensación que queda es que se le cortó el chorro al sector, dejándolo sin recursos, agravando una crisis por la falta de recursos que viene desde la propia creación del sistema y esto afectó y seguirá afectando a ese pueblo al que se dice defender. Pienso que había formas de enfrentar el desangre por el mal uso de los dineros de algunas entidades.

Me parece triste además que en tres años no se hubiera podido recuperar algo de esa media Colombia alejada, donde manda toda clase de grupos violentos y narcotraficantes, pues ni la cacareada toma de El Plateado y tampoco la conmoción para atender la enorme y olvidada región del Catatumbo llegaron ni llegarán a buen puerto.

Tres años se van muy rápido, más para un gobierno que dura cuatro. Lo que no se hizo tal vez no se haga. En año electoral poco trabaja el Congreso, frena proyectos controversiales o que impliquen impuestos y se activa la Ley de Garantías que limita las ejecuciones.

Ha sido tal vez ese el gran problema de Petro, quien incluso ha reconocido que no pudo cumplir su programa: no entender que gobernar es hacer lo que se pueda y no todo lo que se quiera. Y creo que tuvo margen para hacer mucho más si no se hubiera desgastado en los continuos choques con el Congreso y otros estamentos, y hubiera mantenido un gabinete de gente capaz.

De todos modos, quedará un legado: demostrar que la izquierda sí puede llegar al poder y que los menos favorecidos pueden ser objeto de reconocimiento y acciones que los beneficien.

Maullido: qué impúdico el papel de Federico Gutiérrez y Andrés Julián Rendón en el caso de Álvaro Uribe Vélez. Se salieron de la ropa y una vez más pelaron el cobre.

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