No era de extrañar. La nueva reforma tributaria presentada por del
gobierno de Gustavo Petro está dirigida a que quienes más tengan, paguen más.
No era de extrañar el grito que han pegado, precisamente, ellos.
Los ricos han asumido siempre que tienen derecho per sé a la riqueza y
el pobre a la pobreza, porque entre otras, dicen, no se esfuerza, y no
consideran cómo muchos han obtenido su riqueza; evadiendo impuestos, con
intereses en los inmorales paraísos fiscales, por herencias o golpes de suerte,
o con la explotación del otro.
Capitalismo es egoísmo, se resume en acumular y acumular riqueza, con
frecuencia sin importar cómo, por eso les duele a los más ricos cuando hay que
contribuir al bienestar de los demás.
Si no pagan quienes tienen más, las brechas de desigualdad continuarán
en aumento. Ingrid Robeyns, quien es la directora de Ética en las instituciones
de la Universidad de Utrecht, en su libro El Caso contra la Extrema Riqueza,
muestra cómo por ejemplo en el plano global, según datos de Oxfam, 90 % de la
gente tuvo menos ganancias en 2023. Por cada $100 dólares de riqueza generada
de 2012 a 2021, US$54.40 fueron a parar a los más ricos, a ese 1 % de la
población, y 0,70 al 50 % más bajo.
Es evidente que los superricos y los ricos están acumulando cada vez más
y más rápido. Los listados periódicos de Forbes sobre la riqueza de los multibillonarios,
que generan asombro en muchos (en realidad son un insulto), nos lo recuerdan y
enrostran.
Es una constante sostener que toda esa riqueza generará bienestar,
empleo y condiciones dignas de vida a los demás, pero no es así. Basta mirar a
nuestro alrededor. El dinero se acumula y se pone a rentar, o se adquieren
propiedades también. Su uso social es limitado.
Claro que se crean empresas y tienen empleados, pero es la norma, como
vimos el año pasado en Colombia, que los que más tienen rechazan cualquier
intento laboral por darles mejores condiciones a sus trabajadores.
Además, el neoliberalismo, impuesto desde los años 70, pone a competir a
todos y refuerza la idea de que no todos están motivados para trabajar.
¿Recuerdan el estudien o trabajen vagos que con frecuencia citan las cabezas
del Centro Democrático? Bajo esa asunción, no les resulta justo tener que darles
algo a los demás.
El 10 % del PIB mundial está en paraísos fiscales, generando más billete
para los ricos. No olvidemos los Panama Papers, en los cuales estaban muchos
empresarios y políticos colombianos, esos que más alzan la voz por el pago de
impuestos, paraísos que son una afrenta al resto de la sociedad que poco o nada
tiene.
También es positivo que se graven las herencias. Son una inmerecida
forma de riqueza: el heredero no ha hecho ningún esfuerzo personal o elección
de vida para recibir una gran herencia, como expone Robeyns.
Estas vienen creciendo, mientras los gravámenes se reducen en el mundo y
generan más desigualdad. El 50 % de la población de menos recursos casi nada
hereda, o muy poco.
Quienes se quejan por los impuestos desconocen que su riqueza se genera
porque existen mercados y estos requieren que haya un gobierno y este necesita
impuestos para su funcionamiento.
El grito de los ricos colombianos por la tributaria y de quienes creen
que no deben pagar impuestos sino una mínima proporción, es una clara muestra
del egoísmo que generan el capitalismo y el neoliberalismo. Como viva el resto de
los colombianos no es de su interés o es suficiente con lo que ya se les da.
Para qué nacieron pobres. Nadie los mandó.
Maullido: las iglesias no merecen trato especial en impuestos. Se deben
gravar, así amenacen con el castigo eterno.
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