En los escasos dos meses de
Presidencia de Gustavo Petro varias cosas van quedando en claro, y una de ellas,
muy importante, es el papel de la mayoría de la prensa tradicional. Noticieros
de radio y televisión y casi todos los periódicos alineados no para contar la
verdad sino para atacar al Presidente y su gobierno con todo tipo de notas.
En unas se burlan, en
otras dan informaciones tendenciosas, en otras se van por lo superfluo y
abandonan el meollo del asunto. Casos hay muchos.
Han dejado de lado el
servicio no solo a la verdad sino a los desprotegidos en favor de la militancia
política, en este caso en el uribismo, pues casi todos abrigan esa tendencia y
no lo ocultan.
Si se miran periódicos de
amplia circulación como El Tiempo, es notorio el sesgo en las informaciones. Si
se mira un diario regional como El Colombiano, sí que es cierto,
editorializando en títulos y subtítulos, con la idea muy clara de demeritar al
gobierno y, en su caso, generar odio para alimentar las entrañas del uribismo,
que están en Antioquia.
Caso muy distinto a la protección
que brindó durante todo el tiempo al expresidente Iván Duque, incluso contra
las evidencias.
Si miramos la radio el
panorama es igual. Criticaban en estos días a quienes se burlaron de la reciente
marcha de protesta de opositores al gobierno, pero no hicieron más que estigmatizar
y atacar las protestas sociales de los dos últimos años del gobierno Duque.
Han optado los medios por
dar noticias a cuentagotas, machacando todos los días sobre algún aspecto. Es
el caso de la propuesta reforma tributaria: no se cansan de entrevistar a
quienes están en contra de ella e ignoran a quienes la defienden.
Se han pegado de informaciones
falsas para atacar la aún en ciernes reforma a la salud y cuando algunos han
invitado a la ministra no cesa no la preguntadera sino los ataques de toda
clase.
Al gobierno hay que vigilarlo.
Esa es una de las principales funciones de la prensa independiente, pero eso se
perdió. Ahora se abusa del libelo, del rumor, de la falsedad para referirse al
gobierno-
En un artículo reciente en
Nueva Sociedad, Omar Rincón, profesor de la Universidad de los Andes y experto
en periodismo, analizando el estado actual del periodismo en la región,
afirmaba: “No hay sorpresa: los medios siempre han sido negocio económico y
político. Pero ahora perdieron el decoro y se les vio la costura evidente de
cómo la información que producen es una mercancía política y económica. Así
llegamos a medios complacientes con el poder de los anunciantes o de los
gobiernos (Colombia, México)”.
Me preguntaba en estos
días que sentirá un periodista cuando todos los días le pide su jefe una nota
contra el gobierno de Petro. Y no es exageración, pues me resisto a creer que
de un momento a otro una gran mayoría de periodistas se volvieron de derecha.
Y entonces encuentro al
periodista español Luis del Olmo, que afirmaba hace algún tiempo: “Ser un
empleado de un medio para contar la verdad del dueño en lugar de la tuya, es
algo terrible.” Y eso es lo que sucede.
La prensa se alejó de sus
principios básicos. Al gobernante debe auscultarlo, pero siempre con la verdad
y no sirviendo a intereses de algún otro movimiento político u organización,
como se ve hoy en la prensa colombiana, en la cual además se perdió la
separación entre periodismo informativo y de opinión pues aquel está lleno de
opiniones personales del periodista y sus jefes para tratar de desvirtuar de
entrada la noticia que proviene del gobierno actual.
Serán cuatro años así,
donde las palabras del profesor Rincón serán eco permanente.
No olvidemos que no es
algo nuevo. En el periodo de Petro como alcalde de Bogotá se ensañaron contra
él con todo tipo de informaciones falsas. El progresismo asusta a los dueños de
los medios y en su afán de atacarlo pasan encima de los más claros principios
del periodismo.
Maullido: la violencia no
es solo tirar piedras o quebrar vitrinas. La violencia verbal hace tanto o más
daño.

Muy pertinente y veraz su comentario, y es lógico que así suceda pues los medios de comunicación hacen parte del viejo estado y el bloque de poder que lo sustentaba.Estos medios pertenecen a los poderosos conglomerados económicos que en alianza con la clase política tradicional, habían instalado un modelo de gobernanza funcional a sus intereses. No van a descansar hasta apropiarse nuevamente del estado. Por ello es necesario sacar lecciones aprendidas, frente al cuento de la libertad de prensa, es la libertad de los dueños de los medios y es necesario que el gobierno promueva los medios alternativos, para equilibrar la información para la opinión publica, que diariamente se esta envenenando con las mentiras que divulgan estos medios que no les interesa un país justo donde quepamos los 45 millones, si no defender sus intereses por encima de todo
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