No todo es color de rosa en el gobierno de Gustavo Petro, porque a más de la cerrada oposición que le plantea el uribismo hay situaciones que no ayudan y que generan desconfianza, cuando menos, en quienes tienen puestas las esperanzas en un cambio real en sus condiciones de vida.
A ciencia cierta no se
sabe qué se negoció en la reforma tributaria, primer gran caballito de batalla
del gobierno, pero no caló el haber cedido en uno de los referentes de la
desigualdad y la injusticia social: las altas pensiones.
No solo hay pensiones muy
elevadas, sino que son subsidiadas también por el Estado. Los dineros de todos
ayudando a quienes más tienen. ¡Y la lidia que es pensionarse para buena parte
de los colombianos!
Gravarlas entregaba un
mensaje claro: quien más tiene, más debe contribuir con el fisco. Esto fuera de
que tampoco era un gravamen exagerado. Pero pudieron más las intrigas de personajes
de mucho dinero, como el expresidente César Gaviria, y de los opositores del
Centro Democrático, que siempre ha favorecido una plutocracia.
Tampoco fue de buen recibió
la inasistencia de varios congresistas a la votación donde se definía
inicialmente la suerte del servicio militar, una de las promesas de campaña.
Así se hubiera subsanado
en el debate en Cámara, no parecen válidas las justificaciones entregadas
porque era un tema trascendental, igualmente en aras de la justicia social,
sabiendo que movimientos de oposición siempre han defendido que sean los
campesinos y pobres quienes presten ese servicio obligatorio.
No le quedó bien al
gobierno buscar superpoderes para el presidente Petro en la llamada paz total.
Así no se gobierna. No se puede suplantar al Legislativo, con todas las fallas
que este tenga. Se envía, de paso, un mal mensaje, sobre posibles aires
autoritarios del Presidente y ese no puede ser el camino.
¿Para qué generar tanto
ruido, sabiendo lo difícil que ha sido el comienzo del gobierno, que enfrenta
una oposición que recurre hasta a las mentiras para desprestigiarlo y que puede
producir desazón y confusión en la opinión pública?
Son tres temas recientes
que no han sido bien vistos y que muchos todavía no entienden cómo se dieron.
Lo que sí se aclara poco a
poco es que hay desinformación en el seno del mismo gobierno. Fallan las
comunicaciones, pero también el tacto de algunos ministros para no soltar la
lengua en asuntos que todavía no se han definido y que no solo generan ataques,
sino que pueden incidir en el momento económico delicado que se vive por la
crisis mundial.
Por ejemplo, no solo ha
habido demoras ser precisos en el tema de la exploración futura de combustibles
fósiles, sino que se han emitido mensajes confusos y controversiales. Si es un
tema esencial, ¿por qué no se obra con claridad extrema?
Si tan solo hubiera más
sincronización entre los miembros del gabinete y demás funcionarios de alto
nivel, así como en la propia Casa de Nariño, se evitaría generar inconformidad
y temores a la gente.
En el Congreso quedan
grandes temas para presentar y discutir, como la reformas pensional y a la
salud. El mensaje en torno a ellas tiene que ser muy claro, independiente de
las transformaciones naturales que los proyectos puedan tener en su curso. Esa
será otra prueba para el gobierno y sus voceros.
Evitar ruidos innecesarios
es otra manera de fortalecer la gobernabilidad y de generar confianza en la
ciudadanía.

Hola buenos días, mas claro no canta......saludos
ResponderEliminar