Ve enemigos por todos lados y no es mal ganado, porque ha hecho y
deshecho en la región. Y así, Israel acaba con el pueblo palestino, la emprende
contra Líbano y el Hizbulá, asesina funcionarios iraníes en su propio país.
Patente de corso que le otorgan los cuatro o cinco países poderosos del
planeta como respuesta desaforada y extralimitada al atroz ataque de Hamás.
Israel se ha ensañado. Su táctica de guerra viola cualquier precepto
humanitario. Si sabe que un dirigente de Hamás o el Hizbulá está en un sector,
destruye todo el barrio y asesina a todos sus habitantes. No es guerra
selectiva, es guerra indiscriminada contra todo lo que se mueva y nadie le dice
nada.
Entonces así asistimos al fracaso de la humanidad cuando un puñado de
países dicen quiénes deben morir o no.
Es espeluznante y degrada cómo presidentes como el de Estados Unidos, o
el de Francia, los premieres de Alemania, Italia, Reino Unido y otros más ven
morir a miles de niños, mujeres y hombres y nada hacen por impedirlo. Lo
justifican.
Increíble que Israel, por el doloroso pasado del exterminio de los
nazis, se sienta con autoridad para cometer un genocidio y exterminar todo un
pueblo.
Frustrante que el resto del mundo tenga que permanecer impávido ante la
matazón.
Dolorosísimo que porque los judíos manejan los hilos económicos en
muchas regiones, haya que permitirles todo y cerrar los ojos ante sus crímenes.
Inquietante que a todo aquel que alce la voz contra el genocidio se le
llame antisemita, como modo para seguir justificando el horror en Gaza,
Cisjordania y ahora Líbano.
Terrible que se justifique la dotación de armas a Israel, mientras se
señala a quien lo hace para defenderse ante el Estado sionista y se le amenace.
Insoportable que los medios de comunicación le hagan el juego a los
sionistas reduciendo o eliminando los cuestionamientos al proceder del Estado
israelí y su gobierno asesino.
Desolador que el sistema internacional de naciones carezca de poder para
contener el genocidio y esté siempre sometido a la voluntad de las potencias,
de modo que quede convertido en un organismo para castigar a los países pobres
y menos poderosos.
Inaceptable que los sionistas también asesinen a docenas de periodistas,
sin que conmueva a las asociaciones periodísticas en todo el mundo.
Indignante que la inmensa mayoría de los humanos valgamos nada para los
jefes de Estado que permiten el genocidio palestino. Sí, hoy nuestro lugar es ser
un cero a la izquierda.
Triste que unos pocos decidan no solo las guerras, sino cuáles guerras
con base en intereses personales mezquinos y cortoplacistas sin importarles
nada.
Sí, hemos fracasado como humanidad. O ha fracasado este mundo que
siempre ha sido organizado por los poderosos para aprovecharlo a su manera. Lo
de Palestina no tiene perdón. No tienen perdón tampoco quienes están cometiendo
ese genocidio ni quienes lo han permitido y acolitado.
Maullido: Petro le da sopa y seco a Duque en sus intervenciones en el
plano internacional y lo hace ver pequeño e intrascendente

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