La humanidad retrocede
tres siglos. Un nuevo colonialismo llega. En el siglo 17 los holandeses
barrieron los territorios de Indonesia para asegurarse el mercado de especias.
Decenas de miles de nativos fueron masacrados.
En el siglo 18, el 75 %
del azúcar del mundo provenía de Santo Domingo (Haití) gracias al más cruel y
sanguinario régimen esclavista.
Solo dos ejemplos. Ahora
el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, va por los elementos raros,
necesarios hoy para tener la supremacía en nuevas tecnologías: litio,
titanio, cerio, lantano y otros. Por eso está obligando a Ucrania a ceder parte
de esos recursos como cobro por la ayuda militar. Por eso su interés en
Groenlandia, isla enorme muy inexplotada.
Nuevo colonialismo. Los
pobres a merced del imperio, del amo, del señor blanco (naranjado en este
caso), que no respeta nada, que se piensa más que todos. Que puede llevarse
todo a su paso.

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